_
Intenté buscar el perfecto equilibrio entre la ilusión y la emoción, despacio, como los barcos se amarran a los puertos, sin miedos, con delicadeza y con la pizca de ilusión suficiente que adereza los momentos felices.
Porque, pese a lo deseado de la situación, al tiempo, a la confianza previa adquirida y a la espera, pese a todo eso, sentía la necesidad de que las cosas fuesen bien, e intenté no emocionarme demasiado para no llevarme el golpe que ahora me propinas; pero aún así, te descorché mi mejor botella de vino, y te invité a mi casa, a mi vida y a mi alma.
Y te regalé amaneceres, versos y momentos sacados de cualquier película del Cinema Paradiso.
Y te llevé a la ciudad del viento y de la lluvia, y a aquel lugar en el que soñé con compartir un beso.
Y te hablé de mis proyectos, de mis locuras, de mis sueños, de mis pájaros en la cabeza, y te regalé mi tiempo, y mis aficiones, y mi alma y mi todo.
Y te ofrecí mi ayuda, mi paciencia, y mis canciones por si te sentías sola.
Pero aún así, pese a los te quieros propios y adquiridos, me abandonaste a mi suerte, y buscaste cobijo en los brazos de otro.
Eres, y fuiste cruel, y lo sabes, pero aún así con la elegancia que a otros le falta, yo te deseo que te vaya bonito, con sinceridad.
Pero recuerda que un día, la carga de los recuerdos recaerá sobre tus hombros.
_
Intenté buscar el perfecto equilibrio entre la ilusión y la emoción, despacio, como los barcos se amarran a los puertos, sin miedos, con delicadeza y con la pizca de ilusión suficiente que adereza los momentos felices.
Porque, pese a lo deseado de la situación, al tiempo, a la confianza previa adquirida y a la espera, pese a todo eso, sentía la necesidad de que las cosas fuesen bien, e intenté no emocionarme demasiado para no llevarme el golpe que ahora me propinas; pero aún así, te descorché mi mejor botella de vino, y te invité a mi casa, a mi vida y a mi alma.
Y te regalé amaneceres, versos y momentos sacados de cualquier película del Cinema Paradiso.
Y te llevé a la ciudad del viento y de la lluvia, y a aquel lugar en el que soñé con compartir un beso.
Y te hablé de mis proyectos, de mis locuras, de mis sueños, de mis pájaros en la cabeza, y te regalé mi tiempo, y mis aficiones, y mi alma y mi todo.
Y te ofrecí mi ayuda, mi paciencia, y mis canciones por si te sentías sola.
Pero aún así, pese a los te quieros propios y adquiridos, me abandonaste a mi suerte, y buscaste cobijo en los brazos de otro.
Eres, y fuiste cruel, y lo sabes, pero aún así con la elegancia que a otros le falta, yo te deseo que te vaya bonito, con sinceridad.
Pero recuerda que un día, la carga de los recuerdos recaerá sobre tus hombros.
_
Comentarios
Pero tu vales mucho!!!
Hay muchas princesas por ahí ;)
besotes guapo
Un saludo.