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Mostrando entradas de febrero, 2009

LUCES DE NEÓN

_ Comenzaba noviembre. Aquella noche la luna se ocultaba entre la niebla, y el frío se precipitaba en el gris de las aceras. Por el azar, por sus caprichos… coincidimos, dispuestos a maldecir los amores perdidos, a compartir una copa, una tarde, o cosas que hasta entonces parecían insignificantes. Se consumía por entonces un octubre imperfecto, de sueños, de locuras, y comenzaba un nuevo mes con fuerzas inusitadas, dispuesto a regalarme besos, abrazos, o momentos que dejarían huella en lo más profundo de mí. Lo desconocido se hacía conocido. Amaneceres compartidos, versos inversos, y sueños de pies entrelazados… No soy perfecto, ni siquiera sé atarme los zapatos…

SEGUNDO MOVIMIENTO: LO DE FUERA

_ Sin darme cuenta, tú me ayudaste a conseguir sueños que ni siquiera hubiese imaginado alcanzar. En pocos días convertiste mi gesto impredecible en una sonrisa, mis días y mis noches, en caminos de lucha, en sueños por cumplir. Cambié el Sin ti a mi lado de Ismael Serrano, por Euforia, de La Sonrisa de Julia, la tristeza y los silencios de una luna que nunca brilló, por kilómetros de historias, por una tarde de compras, por una noche muy cerca y muy lejos del mar. El frío por el sol, el cansancio por un abrazo, y el lluvioso cielo de Madrid por un arco iris a la puerta de de tu casa. Toda esa magia, lo vivido y lo soñado, surgió porque decidimos que si levantamos los brazos podríamos llegar a volar. _ Pero hubo una guerra entre el caos y la razón, y un corazón desatado que intentaba sobrevivir murió de insomnio. Y una lluvia de estrellas llegó a mi ventana. _ Yo también deseo que te vaya bonito…

. . .

Y cómo hacerte comprender que tu eres la primera. Será que no te enteras… Que a mi me sirven todas para una vez, pero sólo una para todas las vidas que aún me quedan. Yo por ti mi espada empuñaré, tu eres mi mosquetera. _

PRIMER MOVIMIENTO: EL SUEÑO

_ Nunca me atreví a decirte que un día me enamoré de ti. De tus llamadas, de tus mensajes, de nuestros encuentros furtivos en lugares indeterminados. De aquella foto en la que te atrevías a tocar el sol con tus manos. De las cervezas de tarde y nuestros encuentros casuales. Y no comprendo como un día decidiste arrastrarme a tu pasado, y olvidar tus promesas. Y hoy te veo entre mis calles, y ya nada es lo que era. Ni siquiera eres tan guapa como eras...

. . .

_ Yo soy el único verso que nunca me atreví a rimar, y tú esa voz que en silencio siempre me intenta inspirar. Y aunque me tiemblen las manos nunca dejaré de escribir tu nombre en las servilletas manchadas del café París, donde te esperaba... y aún te espero... _ _