(PRÓLOGO A UNA HISTORIA EN PRETÉRITO IMPERFECTO)
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Esta noche la he visto fugazmente al cruzar la calle. Le brillaban los ojos así como esas
pequeñitas luciérnagas iluminan el camino en verano.
Se ha reído, me he reído, y ha insistido en que nos volveríamos a vernos en diez minutos.
Ni me lo he pensado, sinceramente me apetecía compartir con ella, algunas palabras, y si es posible
unos pocos abrazos. Ni siquiera me he despedido de mis amigos, la situación lo merecía de sobra.
He subido apresurado la calle rápidamente y con un montón de nervios y allí estaba ella sentada en
un banco de la plaza, tan brillante y risueña como siempre, y yo muerto muerto de vergüenza.
Hemos comenzado a hablar de nuestras vidas, a divagar, y a filosofar sobre nuestras vivencias,
sobre nuestros amores perdidos, y tras un rato sentados, me ha besado.
¡No lo podía creer! Tanto tiempo esperando ese momento y acabo pasando.
Después de compartir algunos besos y los tan esperados abrazos, le he propuesto descubrir, las
calles más estrechas, los empedrados, los lugares más oscuros y bonitos de la ciudad, y ha aceptado
sin dudarlo.
Le he seguido besando, hemos seguido riéndonos, y me he prometido que volvería a verla cuanto
antes.
Porque me encanta seguramente desde mucho antes que ella hubiese imaginado.
Creo que me espera algo bonito...
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Esta noche la he visto fugazmente al cruzar la calle. Le brillaban los ojos así como esas
pequeñitas luciérnagas iluminan el camino en verano.
Se ha reído, me he reído, y ha insistido en que nos volveríamos a vernos en diez minutos.
Ni me lo he pensado, sinceramente me apetecía compartir con ella, algunas palabras, y si es posible
unos pocos abrazos. Ni siquiera me he despedido de mis amigos, la situación lo merecía de sobra.
He subido apresurado la calle rápidamente y con un montón de nervios y allí estaba ella sentada en
un banco de la plaza, tan brillante y risueña como siempre, y yo muerto muerto de vergüenza.
Hemos comenzado a hablar de nuestras vidas, a divagar, y a filosofar sobre nuestras vivencias,
sobre nuestros amores perdidos, y tras un rato sentados, me ha besado.
¡No lo podía creer! Tanto tiempo esperando ese momento y acabo pasando.
Después de compartir algunos besos y los tan esperados abrazos, le he propuesto descubrir, las
calles más estrechas, los empedrados, los lugares más oscuros y bonitos de la ciudad, y ha aceptado
sin dudarlo.
Le he seguido besando, hemos seguido riéndonos, y me he prometido que volvería a verla cuanto
antes.
Porque me encanta seguramente desde mucho antes que ella hubiese imaginado.
Creo que me espera algo bonito...
Comentarios
Mi beso
Simplemente es el prólogo de algo muy extenso que comencé a escribir hace meses y que ahora sinceramente no tiene mucho sentido terminar, ni siquiera editar.
Un abrazo
Bueno, espero que luches y sigas adelante, Javi.
Un beso brujo.