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Las gotas de lluvia resbalaban sobre el granate azulado de tu abrigo, los rizos de tu pelo, y tu perenne sonrisa hacían de aquella escena el elemento de distracción de cualquier aficionado al cine.
Las calles parecían con demasiada luz para los soñadores, y mis manos, frías como de costumbre, buscaban el refugio y los entresijos de tu abrigo, y tú y yo, y aquella fotografía en la que sin decirnos nada, deseábamos compartir el amanecer de las violetas.
Aquel día te conocí, y prometí sin dudarlo volver a verte, y dentro de un rato, llamaré a la puerta de tu casa, con una botella de vino entre mis manos…
Deséenme suerte…
Las gotas de lluvia resbalaban sobre el granate azulado de tu abrigo, los rizos de tu pelo, y tu perenne sonrisa hacían de aquella escena el elemento de distracción de cualquier aficionado al cine.
Las calles parecían con demasiada luz para los soñadores, y mis manos, frías como de costumbre, buscaban el refugio y los entresijos de tu abrigo, y tú y yo, y aquella fotografía en la que sin decirnos nada, deseábamos compartir el amanecer de las violetas.
Aquel día te conocí, y prometí sin dudarlo volver a verte, y dentro de un rato, llamaré a la puerta de tu casa, con una botella de vino entre mis manos…
Deséenme suerte…
Comentarios
Un besazo paisano
Toda la suerte, todo el talento del mundo. PAra ti.
muaaaaaaaaackkck
Gracias por leerme y comentar.
Aqui una nueva lectora.
Suerte, que con una botella de vino cualquiera se resiste.
Un saludo...