_ Me regalaste amaneceres tristes, y besos en glorietas de las que no recuerdo el nombre. Me regalaste sueños inconcretos, cielos no sentidos y manos entrelazadas en aceras extrañas. Me regalaste lágrimas de regreso a casas extrañas, almohadas no compartidas y noches de lluvia en mis cristales. _ Y yo a cambio te regalé silencios, versos, e incluso soledades... _

Comentarios
Si fuese creyente Neruda sería mi Dios...
¿Tenemos amigos en común? ¿Quiénes?
Ponte bueno pronto, que la primavera siempre deja Zamora bonita. A mí más me valía haber pasado el día en cama, porque ha caído una tormenta de esas que acojonan.
Un abrazo (ya que no me puedes pegar los gérmenes vía internet)
Pero ella me abandonó minutos más tarde, en el huerto de Calixto y Melibea; y en el pozo de los deseos seguramente pidió no volver a verme nunca más.
Hoy, meses más tarde, afortunadamente pienso que aquella tarde ella perdió algo que no quiso ni siquiera descubrir, pero colapso mis atardeceres de tinieblas.
Aquella tarde yo le regalé una estrella de mar...
Yo era una niña y lloré como lo que era. Pero ahora, que han pasado unos años, recuerdo esa tarde junto al pozo de los deseos como la última tarde especial.
Fue mejor un corte sano, que se limpia mejor y deja menos cicatriz, ¿no crees?
... Graciosas coincidencias. No sé si nos conoceremos, quizás de vista. Pero eso ya se verá, digo yo. Mientras tú cuidate, y a ver si no es la enfermedad del beso, que algunos amigos también la pasaron y estuvieron jodidos unos días.
Suerte!!
Siempre es un placer leer tu blog.
(y gracias por tu apoyo en nuestro proyecto) ;)
Gracias Javixu.