Muchas veces pienso que es el momento de cambiar el rumbo de mi vida; algunas otras, lo afortunado que soy por seguir mi música, mis ilusiones...
Mi vida es un mar de dudas, y lo suele ser siempre. La mayoría de las cosas que suceden en mi vida son fruto de la improvisación, y mientras tanto los años pasan, al igual que se caen las hojas de los árboles año tras año... Y yo sigo aquí, pensando si cambiar mi vida, o cambiar el mundo que me rodea…
Si hay una cosa que amo, es lo mío, mi vida por estas tierras de Zamora. Creo que nadie sabe realmente si la “Ocellum Durii” que llamaban los romanos, pertenece hoy en día a Castilla o a León (dos regiones y dos realidades sociales claramente diferenciadas, e incluidas hoy en día en una extensa comunidad autónoma sin historia). Zamora, lo que es, y ha sido siempre, es una tierra incomprendida y abandonada de la mano de Dios. Porque mi provincia y mi ciudad desaparece a la misma velocidad que desaparecen sus gentes, y mientras tanto yo sigo aquí, tumbado en el sofá y sin hacer nada, abandonando mi lucha…Sé que soy incomprendido, por eso es por lo que algunos me consideran raro, pero me siento a gusto como soy, y aquí, en una tierra vacía y desolada de la que nadie nunca quiso acordarse. Es mi vida, es mi tierra y para siempre será mi lucha.No me centro solo en lo mío, también amo mis raíces, provengan de donde sea. Porque mi vida se fundamenta en pequeños momentos, porque prefiero disfrutar de un paseo en bicicleta, de una caña y unas tapas en el casco viejo de una ciudad del norte, porque prefiero el folk, la música celta, una charla política a una noche de discoteca. Me agobia la muchedumbre y amo mi Semana Santa. Prefiero todas esas pequeñas cosas que a gente como yo nos hacen sentir afortunados, como sentir el latir acelerado cuando suenan los primeros acordes de Thalberg, en la románica iglesia de San Juan, en la madrugada; porque prefiero sentir las lágrimas incipientes cuando pasa el Nazareno de San Frontis y juntos cruzamos el Puente de Piedra...
Suelo practicar deporte siempre que puedo, salir con mi bici sin pensar un rumbo fijo, disfrutar de la naturaleza, “Plato grande y a volar”...Porque en cierto modo, creo que prefiero la soledad, la soledad de un paseo en silencio por las calles del casco antiguo, la soledad de la calle del Troncoso, donde cuentan había una judería. O simplemente un paseo con alguien que me comprende y me escucha, y no una vuelta o un camino rutinario, prefiero una tarde de pesca como las de antaño, un día en el campo, escuchando a los pájaros, y el viento pasando entre los árboles...
Nuestra vida es la historia de pequeños momentos y pequeñas cosas, como puede ser que alguien descubra tu verdadero interior, y que empiecen a surgir las palabras, sin que nadie sepa el porqué. Enamorarte y sentir que lo eres todo para otra persona, porque ha descubierto como eres realmente, es algo tan simple y tan grande a la vez! Ayudar a los demás sin pedir nada a cambio, o recibir ayuda de los que siempre están a tu lado, y sentirte satisfecho porque sabes que al fin y al cabo, lo que haces, lo haces porque lo sientes.Muchas veces me pongo melancólico, recordando el pasado, y soñando en un futuro quien sabe en dónde ni con quien, porque en el fondo creo que soy un soñador, un marinero en tierra, “una nubecita a merced del viento persiguiendo su sueño de agua desde una tierra seca”...Si hay una cosa que me pone nervioso, son las chicas que en la noche se te quedan mirando, observando cada uno de tus movimientos...no lo soporto! Porque la noche parece convertirse en un tráfico de cuerpos y de miradas, de palabras sin sentido, y de besos de difícil recuerdo. Es increíble como la gente cambia cuando llega la noche y el alcohol hace estragos. Al fin y al cabo, y aunque a veces no queramos, seguimos ese juego, el de las risas y las miradas, el de los susurros, el de los silencios…
Me gusta Zamora, aunque sé que mi futuro aquí es difícil (el abandono institucional de gobiernos sin compromiso, de políticos sin sentimiento y la falta de preocupación de ciudadanos papanatas que no quieren comprometerse en luchar por el progreso de su tierra tienen la culpa); pero si no fuese aquí, me gustaría vivir en una ciudad del Norte, en una casita de un casco viejo empedrado.Construiré mi vida, y espero compartirla con alguien.
Sé que hay muchas personas que merecen la pena, y otras que intentan aprovecharse; las hay que nunca te fallan, y las hay con dos caras. Estoy seguro que encontraré una alma gemela con la que seguir disfrutando de la vida.Amaré a Zamora siempre y espero no despedirme nunca de ella. No Zamora, no me despediré de ti, ni de tus silencios, ni del rumor de tu Duero duradero, ni de tus sonidos, ni de tu templanza. Te diré un hasta luego.
Porque cada Viernes de Dolores estaré aquí oliendo el incienso, y escuchando como suena el campanil del Espíritu Santo y como este retumba en las almas; sintiendo el calor que desprenden las teas, viendo o participando en el solemne juramento del Silencio, escuchando el Merlú en el frío de la madrugada , o un Viernes Santo por la tarde viendo el Santo Entierro. Es lo grande de ser de aquí, sentir momentos irrepetibles en escenarios que para muchos son sorprendentes, y tu mientras tanto te sientes rodeado de la gente de siempre.
Respeto todos los pensamientos y tendencias, excepto a los que no respetan la vida. Odio los gobiernos que mienten por ensañamiento, y a los que se sienten orgullosos de hacer el mal. Siempre he sabido lo que nunca votaría…Respeto a todo el mundo, me puede gustar más o menos un lugar o la forma de entender las cosas de cierta gente; solo pido lo mismo para mí, que respeten mis pensamientos y sentimientos y el lugar que me vio nacer.
Quien desee conocerme solo tiene que intentarlo, no es difícil, solo es necesario quitarse la coraza que nos recubre, y mostrar nuestro verdadero interior.
Mi vida es un mar de dudas, y lo suele ser siempre. La mayoría de las cosas que suceden en mi vida son fruto de la improvisación, y mientras tanto los años pasan, al igual que se caen las hojas de los árboles año tras año... Y yo sigo aquí, pensando si cambiar mi vida, o cambiar el mundo que me rodea…
Si hay una cosa que amo, es lo mío, mi vida por estas tierras de Zamora. Creo que nadie sabe realmente si la “Ocellum Durii” que llamaban los romanos, pertenece hoy en día a Castilla o a León (dos regiones y dos realidades sociales claramente diferenciadas, e incluidas hoy en día en una extensa comunidad autónoma sin historia). Zamora, lo que es, y ha sido siempre, es una tierra incomprendida y abandonada de la mano de Dios. Porque mi provincia y mi ciudad desaparece a la misma velocidad que desaparecen sus gentes, y mientras tanto yo sigo aquí, tumbado en el sofá y sin hacer nada, abandonando mi lucha…Sé que soy incomprendido, por eso es por lo que algunos me consideran raro, pero me siento a gusto como soy, y aquí, en una tierra vacía y desolada de la que nadie nunca quiso acordarse. Es mi vida, es mi tierra y para siempre será mi lucha.No me centro solo en lo mío, también amo mis raíces, provengan de donde sea. Porque mi vida se fundamenta en pequeños momentos, porque prefiero disfrutar de un paseo en bicicleta, de una caña y unas tapas en el casco viejo de una ciudad del norte, porque prefiero el folk, la música celta, una charla política a una noche de discoteca. Me agobia la muchedumbre y amo mi Semana Santa. Prefiero todas esas pequeñas cosas que a gente como yo nos hacen sentir afortunados, como sentir el latir acelerado cuando suenan los primeros acordes de Thalberg, en la románica iglesia de San Juan, en la madrugada; porque prefiero sentir las lágrimas incipientes cuando pasa el Nazareno de San Frontis y juntos cruzamos el Puente de Piedra...
Suelo practicar deporte siempre que puedo, salir con mi bici sin pensar un rumbo fijo, disfrutar de la naturaleza, “Plato grande y a volar”...Porque en cierto modo, creo que prefiero la soledad, la soledad de un paseo en silencio por las calles del casco antiguo, la soledad de la calle del Troncoso, donde cuentan había una judería. O simplemente un paseo con alguien que me comprende y me escucha, y no una vuelta o un camino rutinario, prefiero una tarde de pesca como las de antaño, un día en el campo, escuchando a los pájaros, y el viento pasando entre los árboles...
Nuestra vida es la historia de pequeños momentos y pequeñas cosas, como puede ser que alguien descubra tu verdadero interior, y que empiecen a surgir las palabras, sin que nadie sepa el porqué. Enamorarte y sentir que lo eres todo para otra persona, porque ha descubierto como eres realmente, es algo tan simple y tan grande a la vez! Ayudar a los demás sin pedir nada a cambio, o recibir ayuda de los que siempre están a tu lado, y sentirte satisfecho porque sabes que al fin y al cabo, lo que haces, lo haces porque lo sientes.Muchas veces me pongo melancólico, recordando el pasado, y soñando en un futuro quien sabe en dónde ni con quien, porque en el fondo creo que soy un soñador, un marinero en tierra, “una nubecita a merced del viento persiguiendo su sueño de agua desde una tierra seca”...Si hay una cosa que me pone nervioso, son las chicas que en la noche se te quedan mirando, observando cada uno de tus movimientos...no lo soporto! Porque la noche parece convertirse en un tráfico de cuerpos y de miradas, de palabras sin sentido, y de besos de difícil recuerdo. Es increíble como la gente cambia cuando llega la noche y el alcohol hace estragos. Al fin y al cabo, y aunque a veces no queramos, seguimos ese juego, el de las risas y las miradas, el de los susurros, el de los silencios…
Me gusta Zamora, aunque sé que mi futuro aquí es difícil (el abandono institucional de gobiernos sin compromiso, de políticos sin sentimiento y la falta de preocupación de ciudadanos papanatas que no quieren comprometerse en luchar por el progreso de su tierra tienen la culpa); pero si no fuese aquí, me gustaría vivir en una ciudad del Norte, en una casita de un casco viejo empedrado.Construiré mi vida, y espero compartirla con alguien.
Sé que hay muchas personas que merecen la pena, y otras que intentan aprovecharse; las hay que nunca te fallan, y las hay con dos caras. Estoy seguro que encontraré una alma gemela con la que seguir disfrutando de la vida.Amaré a Zamora siempre y espero no despedirme nunca de ella. No Zamora, no me despediré de ti, ni de tus silencios, ni del rumor de tu Duero duradero, ni de tus sonidos, ni de tu templanza. Te diré un hasta luego.
Porque cada Viernes de Dolores estaré aquí oliendo el incienso, y escuchando como suena el campanil del Espíritu Santo y como este retumba en las almas; sintiendo el calor que desprenden las teas, viendo o participando en el solemne juramento del Silencio, escuchando el Merlú en el frío de la madrugada , o un Viernes Santo por la tarde viendo el Santo Entierro. Es lo grande de ser de aquí, sentir momentos irrepetibles en escenarios que para muchos son sorprendentes, y tu mientras tanto te sientes rodeado de la gente de siempre.
Respeto todos los pensamientos y tendencias, excepto a los que no respetan la vida. Odio los gobiernos que mienten por ensañamiento, y a los que se sienten orgullosos de hacer el mal. Siempre he sabido lo que nunca votaría…Respeto a todo el mundo, me puede gustar más o menos un lugar o la forma de entender las cosas de cierta gente; solo pido lo mismo para mí, que respeten mis pensamientos y sentimientos y el lugar que me vio nacer.
Quien desee conocerme solo tiene que intentarlo, no es difícil, solo es necesario quitarse la coraza que nos recubre, y mostrar nuestro verdadero interior.
Comentarios
No he podido respirar hasta que he acabado de leerlo y me ha parecido fantástico.
Sobre todo tu sentimiento por una zamora que muere lentamente y a la que nadie hace caso.
Y tranquilo, Thalberg seguirá sonando año tras año y haciendo que se nos pongan los pelos de punta y que afloren las lágrimas de aquel que sepa apreciar la emocion retenida en dicho momento.
sin duda me ha encantado.
Nosotros seguiremos derrochando palabras, escribiendo versos, soñando...
Un abrazo.