Querida lunita:
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En estos días inciertos, de números y silencios, tus ausencias son si cabe más notorias. Tus recuerdos lo inundan todo, al igual que la niebla de estos días de invierno. Los fines de semana son muy distintos a lo habitual, y no veo amigos ni familiares. Durante la semana no permito el lujo de soñar con visitarte los jueves por la noche.
Mi habitación se encuentra triste y vacía de sueños, pero llena de apuntes y miedos.
El fuerte viento de estos días, arrancó las últimas hojas a los árboles de mi balcón, y la lluvia mantiene todavía algunos charcos en la calle.
Mi bicicleta en el garaje, descansa en paz junto al coche, pero resiste a acostumbrarse a mis ausencias.
Mi pobre silla se queja de tantas horas de trabajo, y no acaba de acostumbrarse a mi presencia.
En la calle, al parecer, la vida sigue, pero apenas la veo. A veces me permito el lujo de pasar por los lugares en los que estuve contigo aquella noche, y sin querer se me escapa un suspiro, y vuelvo a recordar tu sonrisa, y tus dulces labios…
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Espero que en tu casa todo siga bien, y que hayas podido olvidar los miedos y las lágrimas de días pasados. Sonríe preciosa, te sienta muy bien.
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En estos días inciertos, de números y silencios, tus ausencias son si cabe más notorias. Tus recuerdos lo inundan todo, al igual que la niebla de estos días de invierno. Los fines de semana son muy distintos a lo habitual, y no veo amigos ni familiares. Durante la semana no permito el lujo de soñar con visitarte los jueves por la noche.
Mi habitación se encuentra triste y vacía de sueños, pero llena de apuntes y miedos.
El fuerte viento de estos días, arrancó las últimas hojas a los árboles de mi balcón, y la lluvia mantiene todavía algunos charcos en la calle.
Mi bicicleta en el garaje, descansa en paz junto al coche, pero resiste a acostumbrarse a mis ausencias.
Mi pobre silla se queja de tantas horas de trabajo, y no acaba de acostumbrarse a mi presencia.
En la calle, al parecer, la vida sigue, pero apenas la veo. A veces me permito el lujo de pasar por los lugares en los que estuve contigo aquella noche, y sin querer se me escapa un suspiro, y vuelvo a recordar tu sonrisa, y tus dulces labios…
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Espero que en tu casa todo siga bien, y que hayas podido olvidar los miedos y las lágrimas de días pasados. Sonríe preciosa, te sienta muy bien.
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No es el amor el que muere, somos nosotros...
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