Quizás nunca imaginaste que te escribiría algo en un lugar como este, quizás tu, junto a los vientos cálidos del verano, disfrutando de la siesta, apoltronada en un sillón, o en el infinito perdida...
Quizás no llegues ni siquiera a sentir estas palabras, es probable. Pero nunca escribí para ser leido, ni siquiera para sentirme bien, solo lo hice pensando en que debía hacerlo.
Por eso pensé, que merecías una entrada, no sé si como esta, quizás no... pero aunque no te des cuenta, me aportas calma y sosiego, luces en la penumbra, suspiros en el silencio... y me llevas mucho tiempo buscando y no me encuentras, y me encuentras cerca y distante al mismo tiempo...
Hoy, a la luz de la medianoche, le daré un beso a la luna. No tiene tus cabellos, ni huele a flores de azahar y violetas... pero, me conformaré solo por esta noche.
Va por tí...
Ana, es tan corta la vida,
y son tantas despedidas
llenas de promesas vanas.
Ana, ¿qué será de nosotros
cuando caigamos y otros
ocupen nuestro lugar?
ocupen nuestro lugar?
Ana, ¿dónde será la batalla
próxima en que perdamos
la guerra contra la soledad?
Ana, volverás a escuchar
las piedras que contra tu ventana
lanzó la felicidad.
Lanzó la felicidad...
Ana, es tan corta la vida,
quizás me vuelva mentira
y no te conozca mañana.
Ana, cuando te esconda un abrazo
recuerda entonces el año
en que forjamos la paz.
Ana, quizás me marche y no vuelva,
quizás me muera y no tengas
que maldecirme jamás.
Ana, te veo y me declaro culpable
de desear tu presencia
más que desear la paz...
Ana, ¿qué hago yo con mis canciones,
con el manojo de escarcha,
con mis ganas de matar?
Ana, ¿qué hago yo con las montañas
de papeles que he firmado jurando morir o amar?
Jurando morir o amar...
Jurando morir o amar...
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