He vuelto a la rutina, y he vuelto a sentir en mis mejillas el frío invierno de estas tierras que me han visto crecer. He vuelto a sentir la niebla en mi pedaleo diario, y la dura helada de la mañana.Vuelta a la rutina de clases, prácticas, y trabajos que no sirven de nada, tras el infructuoso como tantas otras veces, periodo de exámenes.Las mismas caras de niños y niñas de instituto de cada mañana, la misma gente de siempre que conozco y no conozco.Y en mis senderos diarios, plato grande y a volar, he vuelto a romper el hielo en los mismos charcos helados de cada invierno y me he cruzado con esos dos patos en Las Payas como casi todos los días, quien sabe si eran los mismos de años pasados…
Todo vuelve a la normalidad, vuelvo a ver a esas personas que día tras día me voy cruzando a la orilla de nuestro Duero duradero. Ese padre Duero que tantos versos ha inspirado en esta tierra de poetas y escultores.Vuelvo a pasar por esas mismas calles empedradas de historia y románico. Vuelvo a sentir en mis piernas las riberas del Valderaduey y el Duero, la empinada cuesta del Pizarro, veo de nuevo el ábside de la Magdalena, y cruzo el arroyo de Valorio, y aquella trialera donde un día dí con mis huesos en el suelo, en la que he dejado una marca imborrable desde el otoño.La rutina de pedalear sobre caminos y calles vacías de almas, y de volver a las aulas de nuevo.Y porque no volver de nuevo a la rutina? Dios bendiga a la rutina. Porque si existe nuestra rutina, es porque no han llegado a existen cosas peores, al fin y al cabo no estamos tan mal…
“Para algunos la vida es galopar un camino empedrado de horas, minutos y segundos,
Corro los caminos tan lejos de ti,
Todo vuelve a la normalidad, vuelvo a ver a esas personas que día tras día me voy cruzando a la orilla de nuestro Duero duradero. Ese padre Duero que tantos versos ha inspirado en esta tierra de poetas y escultores.Vuelvo a pasar por esas mismas calles empedradas de historia y románico. Vuelvo a sentir en mis piernas las riberas del Valderaduey y el Duero, la empinada cuesta del Pizarro, veo de nuevo el ábside de la Magdalena, y cruzo el arroyo de Valorio, y aquella trialera donde un día dí con mis huesos en el suelo, en la que he dejado una marca imborrable desde el otoño.La rutina de pedalear sobre caminos y calles vacías de almas, y de volver a las aulas de nuevo.Y porque no volver de nuevo a la rutina? Dios bendiga a la rutina. Porque si existe nuestra rutina, es porque no han llegado a existen cosas peores, al fin y al cabo no estamos tan mal…
“Para algunos la vida es galopar un camino empedrado de horas, minutos y segundos,
yo, más humilde soy, y solo quiero que la ola que surge del último suspiro de un segundo,
me transporte mecido hasta el siguiente…”
Os dejo con una nueva canción, una verdadera preciosidad para quienes tenemos los oídos abiertos a la música y la tradición de nuestros pueblos:
Corro los caminos tan lejos de ti,
en la carretera oigo el eco de tu voz decir:
¡ Ah ¡ Por ti vale la pena luchar.
¡ Ah ! sin ti pierdo mi rumbo al andar.
En la noche serás luz de estrella fugaz
frío y calor en mi pecho oigo el eco de tu voz ...
¡ Ah ! por ti vale la pena luchar.
¡ Ah ! sin ti pierdo mi rumbo al andar.
¡ Voy a dejarte volar !lágrimas que no verás.
¡ Ah ! por ti vale la pena luchar.¡
Ah ! sin ti pierdo mi rumbo al andar.
¡Voy a dejarte volar!
Lejos de ti (Briganthya)
Comentarios
Cómo una vez me dijiste, grandes casualidades, y sí, llegué para quedarme, porque después de dos años o más, sigo aquí, quién iba a decírnoslo... ¿serán casualidades o estaba ya escrito en alguna parte?
Besitos, campeón, tq.
Loles.