Hoy quisiera recordar ese mundo de antaño, esa vida del campesinado y de los pueblos de España.Y como ejemplo de este mundo rural que desaparece, se encuentra mi provincia que tiene por desgracia, encontrarse desde hace tiempo entre una de las más deprimidas de la Península. Por eso aquí se han mantenido inalterable hasta hoy ese mundo rural.
Porque sigue encontrándose en subdesarrollo, y hoy el mundo rural no ofrece expectativas de futuro a los jóvenes del campo.
Recuerdo historias de siega, de vendimia, de cosecha…de tantas y tantas cosas que hoy han desaparecido…Y me entristece pensar en esa gente que abandonó su tierra, buscando progreso lejos de ella. Dejó con mucho dolor, familia, tradiciones y tierras. Eran otras épocas, la tristeza es que en nuestros días esto sigue ocurriendo.
Veía hace tiempo un reportaje del Escarabajo Verde, sobre uno de los símbolos de esta provincia pobre al Oeste de España, la raza asnal zamorano-leonesa. Esta raza ha pasado a convertirse en un ejemplar en peligro de extinción en estas zonas limítrofes con Portugal.Recuerdo ver estos burros en mi pueblo, apenas ya quedan. Los turistas que por estas tierras se acercan, se extrañan al verlos y se fotografían con ellos. Les llama la atención ese mundo de antaño que no existe ya en ningún lado.
Porque ya no existe la vida en el campo, porque al igual que mis padres lo abandonaron para buscar un futuro, lo han ido abandonando poco a poco cientos y cientos de personas. No buscaban una vida mejor, simplemente buscaban futuro, poder dar de comer a sus hijos.Afortunadamente siguen quedando en esta España de masificación en las ciudades y su entorno, lugares como esta provincia, donde parece que alguien se olvidó hace ya mucho de darle cuerda al reloj.
Aunque creo que tengo suerte de vivir aquí, tan cerca del mundo rural. Porque quienes hemos sentido el campo en nuestras propias manos, tenemos otra forma de ver la vida. Porque valoramos todo eso que se perdió y no lo vemos como una muestra de subdesarrollo. Porque valoramos las tradiciones de nuestros pueblos, su forma de hacer las cosas, todo aquello que ha perdurado hasta hoy.
Ayer estuve en la casa que estoy restaurando en mi pueblo, en Almaraz de Duero. Hemos podido saber que se construyo a mediados del siglo XIX, se usó de vivienda, e incluso de corral. Ahora está en nuestras manos. Habría sido fácil hacer algo nuevo, pero hemos apostado por mantener su espíritu de antaño.Esta siendo duro y largo, pero creo que pronto podremos inaugurar al menos una parte de la casa, que la haga habitable. Ya os invitaré a conocerla, aunque me gustaría haberle dado otro aires a muchas cosas, hoy por hoy la veo como una muestra de aquella vida que nuestros pueblos han perdido.Me despido por hoy. “Sean ustedes buenos”.
Porque sigue encontrándose en subdesarrollo, y hoy el mundo rural no ofrece expectativas de futuro a los jóvenes del campo.
Recuerdo historias de siega, de vendimia, de cosecha…de tantas y tantas cosas que hoy han desaparecido…Y me entristece pensar en esa gente que abandonó su tierra, buscando progreso lejos de ella. Dejó con mucho dolor, familia, tradiciones y tierras. Eran otras épocas, la tristeza es que en nuestros días esto sigue ocurriendo.
Veía hace tiempo un reportaje del Escarabajo Verde, sobre uno de los símbolos de esta provincia pobre al Oeste de España, la raza asnal zamorano-leonesa. Esta raza ha pasado a convertirse en un ejemplar en peligro de extinción en estas zonas limítrofes con Portugal.Recuerdo ver estos burros en mi pueblo, apenas ya quedan. Los turistas que por estas tierras se acercan, se extrañan al verlos y se fotografían con ellos. Les llama la atención ese mundo de antaño que no existe ya en ningún lado.
Porque ya no existe la vida en el campo, porque al igual que mis padres lo abandonaron para buscar un futuro, lo han ido abandonando poco a poco cientos y cientos de personas. No buscaban una vida mejor, simplemente buscaban futuro, poder dar de comer a sus hijos.Afortunadamente siguen quedando en esta España de masificación en las ciudades y su entorno, lugares como esta provincia, donde parece que alguien se olvidó hace ya mucho de darle cuerda al reloj.
Aunque creo que tengo suerte de vivir aquí, tan cerca del mundo rural. Porque quienes hemos sentido el campo en nuestras propias manos, tenemos otra forma de ver la vida. Porque valoramos todo eso que se perdió y no lo vemos como una muestra de subdesarrollo. Porque valoramos las tradiciones de nuestros pueblos, su forma de hacer las cosas, todo aquello que ha perdurado hasta hoy.
Ayer estuve en la casa que estoy restaurando en mi pueblo, en Almaraz de Duero. Hemos podido saber que se construyo a mediados del siglo XIX, se usó de vivienda, e incluso de corral. Ahora está en nuestras manos. Habría sido fácil hacer algo nuevo, pero hemos apostado por mantener su espíritu de antaño.Esta siendo duro y largo, pero creo que pronto podremos inaugurar al menos una parte de la casa, que la haga habitable. Ya os invitaré a conocerla, aunque me gustaría haberle dado otro aires a muchas cosas, hoy por hoy la veo como una muestra de aquella vida que nuestros pueblos han perdido.Me despido por hoy. “Sean ustedes buenos”.
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