La sintonía de mi vida es la de un violín desafinado, el tañido de una campana, el batir de las olas del mar, la lluvia sobre las calles de Santiago. Un diario ocre, repleto de versos y canciones, mojado en lágrimas, frío como un otoño de sol mortecino. Cuando te das cuenta de que todo se acaba, te planteas si merece la pena ilusionarse, soñar, intentarlo. Escribir versos y recopilar canciones, hacer planes, soñar despierto… Te sientes mal y piensas en lo que pudiste hacer y no hiciste, en lo que hiciste de más, en todos y cada uno de los momentos compartidos. Por eso, te acuerdas de las personas que te quieren y no están cerca, necesitas que te abracen o te acaricien la mano, te saquen de tu oscura habitación o te digan que te quieren porque encuentran en ti valores difíciles de encontrar, necesitas que te besen de nuevo en aquel taxi de Madrid… Quisiera escribirte algo bonito, bonito de verdad, pero se trata de despedirme y se me da muy mal. Quisiera escribirte algo sencillo en reali...