Decir adiós cuando amas es difícil, duro, complicado. En esos momentos, la vida se convierte en una espiral de emociones, de subidas, bajadas, sensaciones extrañas, desesperanzas y huidas. Cambia, todo cambia, pues esa persona con la que decidiste vivirlo todo desaparece sin un porqué contundente y la vida por compartir se derrumba cual castillo de naipes. Asumes la decisión con responsabilidad y decides ser fuerte, quedarte con lo bueno y decir adiós, un adiós miedoso, pero un adiós convencido y para siempre. Pues sabes que no solamente pierdes tú, ella también pierde, al fin y al cabo sabes aportar sensaciones únicas a su vida. Pero así es, dices adiós y aunque ella no lo entienda, sigues convencido de que amar, como el adiós, es para siempre. Que te vaya bonito...